En un suelo sedimentario normalmente consolidado la relación de vacíos y la humedad disminuyen con la profundidad, mientras que la resistencia al corte aumenta como consecuencia. Esta característica se aprecia en varios de los perfiles recogidos, por ejemplo, en la arcilla marina noruega (Fig. 7.7), la arcilla del estuario del Támesis (Fig. 7.10) o la archa canadiense (Fig. 7.11). La arcilla de Londres está sobreconsolidada ya que estuvo sometida a una carga de tierra superior a la existente actualmente, arrastrando después la erosión parte de estas tierras. Como era de esperar, la arcilla de Londres sobreconsolidada no muestra una reducción apreciable de la humedad o un aumento de la resistencia con la profundidad.
En la parte superior de la mayoría de los perfiles del terreno aparecen costras debidas a la desecación y meteorización. La desecación crea presiones de poro negativas que aumentan las presiones entre las partículas de suelo y sobreconsolidan la arcilla. La desecación también favorece la alteración química, lo que provoca en el suelo una sobreconsolidación aparente.
En la arcilla de la ciudad de México y en la de Londres la presión intersticial del terreno es inferior a la presión estática. Es dudoso sin embargo que se puedan utilizar los términos “sobreconsolidado” y “normalmente consolidado” en el caso de los suelos residuales.
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