l. GENERALIDADES
De las operaciones necesarias para la ejecución de elementos de hormigón, posiblemente sea el curado la más importante, por la influencia decisiva que tiene en la resistencia y demás cualidades del elemento final.
Durante el proceso de fraguado y primeros días de endurecimiento, se produce perdidas de agua por evaporación, creándose una serie de huecos o capilares en el hormigón que disminuyen su resistencia. Para compensar estas pérdidas y permitir que se desarrollen nuevos procesos de hidratación con aumento de resistencias, el hormigón debe curarse con abundancia de agua.
La falta de curado es especialmente grave para la durabilidad de la estructura, ya depende de la impermeabilidad (y por tanto, de la compacidad) de las capas exteriores del hormigón, que son precisamente las más sensibles a una falta de curado. En efecto, el núcleo de las piezas (salvo que sean muy delgadas) mantiene el contenido de humedad durante un periodo prolongado, y se ve menos afectado por la falta de curado que las capas superficie. En consecuencia, de no curarse bien el hormigón, la capa de recubrimiento de las armaduras resultara porosa y permeable, con lo que la vida útil de la estructura se vera gravemente mermada .
El agua de curado debe ser apta para el fin que con ella se persigue.
En general, los métodos que aportan agua resultan más eficaces que los que impiden su evaporación. Como es obvio la duración e intensidad del curado dependen, fundamentalmente, de la temperatura y humedad del ambiente, así como de la acción del viento y del soleamiento directo; otras variables importantes son el tipo y la cantidad de cemento, la relación A/C y, en particular, las condiciones de exposición de la estructura en servicio, ya que a mayor severidad de éstas se requerirá un curado más prolongado.
Como idea general y para unas condiciones medias diremos que, con cemento portland normal y para elementos de hormigón armado, el período de curado mínimo debe ser de siete días, plazo que puede reducirse a la mitad si el cemento es de altas resistencias iniciales. Por el contrario, hay que aumentarlo a quince días cuando se trate de cementos lentos.
Cuando se hormigona en tiempo seco o cuando los elementos de hormigón van a estar en ambiente agresivo, los períodos de curado anteriormente citados deben aumentarse en un 30 por 100.
En el caso de grandes superficies (pavimentos, soleras, etc), el curado por aportación de humedad se sustituye a menudo por el empleo de productos de curado, que protegen la superficie del hormigón e impiden la evaporación del agua interna del mismo. Se emplean para ello distintos tipos de recubrimientos a base de aceites, resinas, plásticos, etc. Conviene que los productos sean coloreados para poder apreciar su reparto, siendo preferible el color blanco que refleja los rayos solares. Su aplicación debe hacerse desde e! momento en que ha refluido la lechada y ésta comienza a perder su brillo.
2.° CURADO AL VAPOR
Uno de los métodos más eficaces para el curado del hormigón es el empleo de vapor, que acelera considerablemente el endurecimiento. Por su propia naturaleza, el curado al vapor se utiliza casi exclusivamente en prefabricación.
En el curado al vapor (y, en general, en cualquier curado por calor húmedo) interviene el concepto de maduración del hormigón, que es el producto de la temperatura, en grados centígrados, a que se somete la pieza por el tiempo de actuación de la misma, si ésta es constante; o la integral de la curva temperatura-tiempo, en el caso de temperatura variable.
Se admite hoy día que, para un mismo hormigón y dentro de ciertos límites, la eficacia del curado es la misma si la maduración es también la misma. Es decir, que distintas combinaciones de temperaturas y tiempos conducen al mismo resultado siempre que su producto (o la suma de productos) sea constante.
El proceso de curado al vapor se inicia, una vez transcurrido el prefraguado, elevándose gradualmente la temperatura hasta alcanzar la temperatura límite. Esta se mantiene durante un cierto plazo, al cabo del cual se hace descender de forma continua hasta igualar la temperatura ambiente (fig. 4.2). Es importante evitar que el hormigón experimente choques térmicos durante el proceso.
Cada cemento tiene una curva de curado ideal, que puede determinarse experimentalmente para conocer las velocidades óptimas de variación de temperatura, e] valor de temperatura límite y el tiempo de permanencia en Ja misma. En general, la duración del prefraguado oscila entre dos y Cinco horas la velocidad de calentamiento y enfriamiento no debe exceder de 20 °C por hora; y la temperatura límite óptima está comprendida entre 55 CC y 75 °C, sin que deban exceder los 80 GC.
Figura 4.2 Ejemplo de Curado al Vapor.
La presión del vapor debe mantenerse lo mas uniforme posible a lo largo de la pieza, conservando el recinto de curado, en todo momento, saturado de humedad.
3. OTRAS PRECAUCIONES
Mientras no se han concluido los procesos de curado y endurecimiento del hormigón, es necesario evitar cualquier causa externa que pueda agrietarlo, tales como sobrecargas, choques o vibraciones excesivas, originadas por los trabajos de construcción del resto de la obra.
Ejemplos típicos de lo dicho son las acumulaciones de material (tales como acopios de ladrillo en forjados de edificación), las trepidaciones que originan algunas máquinas auxiliares de obra y los impactos involuntarios que puedan producirse sobre soportes u otros elementos.
Si no es posible evitar este tipo de acciones, deberán protegerse adecuadamente las piezas, así como sus paramentos y aristas.
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